154 frases para entender a Oscar Wilde
Si pudiéramos ponerle rostro a la palabra "descaro" en el mundo literario, sin duda sería el de Oscar Wilde. Este irlandés, nacido en 1854, no solo fue famoso por su talento literario, sino también por su habilidad para dejar a todos con la boca abierta gracias a sus comentarios agudos y su rechazo a lo convencional.
Tabla de contenidos:
Frases de Oscar Wilde
- Sólo podemos dar una opinión imparcial sobre las cosas que no nos interesan, sin duda por eso mismo las opiniones imparciales carecen de valor.
- Resulta de todo punto monstruosa la forma en que la gente va por ahí hoy en día criticándote a tus espaldas por cosas que son absolutamente y completamente ciertas.
- En asuntos de vital importancia, el estilo, y no la sinceridad, es lo verdaderamente vital.
- Los solteros ricos deberían pagar más impuestos. No es justo que unos sean más felices que otros.
- Sólo los superficiales llegan a conocerse a sí mismos.
- Mientras que para la sociedad no existe mayor pecado que la vida contemplativa, los más cultos opinan que la contemplación es la ocupación natural del hombre.
- Es peligroso escuchar. Se corre el riesgo de que le convenzan; y un hombre que permite que le convenzan con una razón, es un ser absolutamente irracional.
- Los placeres sencillos son el último refugio de los hombres complicados.
- El único deber que tenemos con la historia es rescribirla.
- Hay mucho que decir en favor del periodismo moderno. Al darnos las opiniones de los ignorantes, nos mantiene en contacto con la ignorancia de la comunidad.
- Nada se parece tanto a la ingenuidad como el atrevimiento.
- Para la mayoría de nosotros la verdadera vida es la vida que no llevamos.
- Los hombre jóvenes quieren ser fieles y no lo consiguen; los hombres viejos quieren ser infieles y no lo logran.
- Para mí la belleza es la maravilla de las maravillas. Solamente la gente frívola no juzga por las apariencias. El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo invisible.
- El hombre nunca es sincero cuando interpreta su propio personaje. Dale una máscara y te dirá la verdad.
- Estoy convencido de que en un principio Dios hizo un mundo distinto para cada hombre, y que es en ese mundo, que está dentro de nosotros mismos, donde deberíamos intentar vivir.
- La mayoría de la gente se arruina por invertir demasiado en la prosa de la vida. Arruinarse por la poesía es un honor.
- Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe, eso es todo.
- Las mujeres feas son celosas de sus maridos. Las bonitas no tiene tiempo, ¡están siempre tan ocupadas en estar celosas de los maridos de los demás...!
- Siempre traspaso los buenos consejos que me dan. Es para lo único que sirven.
- Mejor ser un cohete caído que no haber resplandecido nunca.
- La razón de que todos seamos tan amigos de pensar bien de los demás, es que todos tememos por nosotros mismos. La base del optimismo es simplemente el miedo.
- Después de todo, ¿qué es la moda? Desde el punto de vista artístico una forma de fealdad tan intolerable que nos vemos obligados a cambiarla cada seis meses.
- Cómo tener confianza de una mujer que le dice a uno su verdadera edad. Una mujer capaz de decir esto es capaz de decirlo todo.
- Los niños comienzan por amar a los padres. Cuando ya han crecido, los juzgan, y, algunas veces, hasta los perdonan.
- Siempre es bueno dar consejos, pero darlos buenos es fatal.
- El cinismo consiste en ver las cosas como realmente son, y no como se quiere que sean.
- Cualquiera puede simpatizar con las penas de un amigo, simpatizar con sus éxitos requiere una naturaleza delicadísima.
- Antes del impresionismo no había sombras azules.
- La experiencia no tiene valor ético alguno, es simplemente el nombre que damos a nuestros errores.
- Una sociedad se embrutece más con el empleo habitual de los castigos que con la repetición de los delitos.
- No hay hombre lo bastante rico para comprar su pasado.
- Un capricho se diferencia de una gran pasión en que el capricho dura toda la vida.
- El arte es la forma más intensa de individualismo que el mundo ha conocido.
- A veces pienso que Dios creando al hombre sobreestimó un poco su habilidad.
- Ningún gran artista ve las cosas como son en realidad; si lo hiciera, dejaría de ser artista.
- No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo.
- A mí dadme lo superfluo, que lo necesario todo el mundo puede tenerlo.
- A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.
- El hombre puede soportar las desgracias que son accidentales y llegan de fuera. Pero sufrir por propias culpas, ésa es la pesadilla de la vida.
- En estos tiempos los jóvenes piensan que el dinero lo es todo, algo que comprueban cuando se hacen mayores.
- Es curioso este juego del matrimonio. La mujer tiene siempre las mejores cartas y siempre pierde la partida.
- La mejor base para un matrimonio feliz es la mutua incomprensión.
- Hay pecados cuya fascinación está más en el recuerdo que en la comisión de ellos.
- Cuando me da por pensar de noche en mis defectos, me quedo dormido inmediatamente.
- El mundo llama inmorales a los libros que le explican su propia vergüenza.
- Todos estamos en la cloaca, pero algunos estamos mirando a las estrellas.
- El arte de la música es el que más cercano se halla de las lágrimas y los recuerdos.
- Cuando hayamos descubierto las leyes que rigen la vida, nos daremos cuenta de que el hombre de acción se ilusiona más que el soñador.
- Adoro los placeres sencillos; son el último refugio de los hombres complicados.
- Jamás viajo sin mi diario. Siempre debería llevarse algo estupendo para leer en el tren.
- La belleza, como la sabiduría, ama al adorador solitario.
- Lo único capaz de consolar a un hombre por las estupideces que hace, es el orgullo que le proporciona hacerlas.
- Experiencia es el nombre que damos a nuestras equivocaciones.
- La única manera en que un hombre debe comportarse con una mujer es: haciendo el amor con ella, si es bonita, o con otra, si es fea.
- Logro resistirlo todo, salvo la tentación.
- Lo único que se conseguirá diciendo siempre la verdad es ser siempre descubierto.
- La realidad es que los éxitos se los llevan los fuertes y el fracaso los débiles, y eso es todo.
- Las mujeres han sido hechas para ser amadas, no para ser comprendidas.
- En los mejores días del arte no existían los críticos del arte.
- El patriotismo es la virtud de los depravados.
- Haría cualquier cosa por recuperar la juventud... excepto hacer ejercicio, madrugar, o ser un miembro útil de la comunidad.
- Ser natural es la más difícil de las poses.
- Me gusta contemplar a los hombres geniales y escuchar a las mujeres hermosas.
- El medio mejor para hacer buenos a los niños es hacerlos felices.
- Un hombre puede ser feliz con cualquier mujer mientras que no la ame.
- No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo.
- Cualquier hombre puede llegar a ser feliz con una mujer, con tal de que no la ame
- Ciertamente, Whistler es uno de los grandes maestros de la pintura, en mi opinión. Y he de añadir que el mismo Mr. Whisler está completamente de acuerdo con esta opinión.
- La única diferencia que existe entre un capricho y una pasión eterna es que el capricho es más duradero.
- La tragedia de la vejez no es que uno sea viejo, sino que uno es joven.
- El arte no es algo que se pueda tomar y dejar. Es necessario para vivir.
- El hombre puede creer en lo imposible, pero no creerá nunca en lo improbable.
- Más veces descubrimos nuestra sabiduría con nuestros disparates que con nuestra ilustración.
- Cuando la gente está de acuerdo conmigo siempre siento que debo estar equivocado.
- Los libros que el mundo llama inmorales son los que muestran su propia vergüenza.
- No hay nada como el amor de una mujer casada. Es una cosa de la que ningún marido tiene la menor idea.
- Se puede admitir la fuerza bruta, pero la razón bruta es insoportable.
- Es bastante difícil no ser injusto con lo que uno ama.
- Cualquiera puede hacer una cosa, el mérito está en hacer creer al mundo que uno lo ha hecho.
- Como mala persona soy un completo desastre. Hay montones de gente que afirman que no he hecho nada malo en toda mi vida. Por supuesto sólo se atreven a decirlo a mis espaldas.
- Mientras la guerra sea considerada como mala, conservará su fascinación. Cuando sea tenida por vulgar, cesará su popularidad.
- Para tener buena salud lo haría todo menos tres cosas: hacer gimnasia, levantarme temprano y ser persona responsable.
- Cínico: un hombre que sabe el precio de todo y el valor de nada.
- ¡Ah, la felicidad depende de cosas tan pequeñas...!
- Es absurdo dividir a la gente en buena y mala. La gente es tan sólo encantadora o aburrida.
- Vivir es lo más raro de este mundo, pues la mayor parte de los hombres no hacemos otra cosa que existir.
- La tierra es un teatro, pero tiene un reparto deplorable.
- Discúlpeme, no le había reconocido: he cambiado mucho.
- Amarse a sí mismo es el comienzo de una aventura que dura toda la vida.
- Después no queda nada, excepto el recuerdo de un placer o la voluptuosidad de un remordimiento.
- Hay que simpatizar siempre con la alegría de la vida. Cuanto menos se hable de las llagas de la vida, mejor.
- Escojo a mis amigos por su buena apariencia, a mis conocidos por su carácter y a mis enemigos por su razón.
- Ouida amaba a Lord Lytton con un amor que convirtió la vida de él en un infierno.
- Un hombre que no piensa en sí mismo no piensa en nada.
- La vida es simplemente un mal cuarto de hora formado por momentos exquisitos.
- La mayoría de las personas son otras: sus pensamientos, las opiniones de otros; su vida, una imitación; sus pasiones, una cita.
- Los hombres casados son horriblemente aburridos cuando son buenos maridos, e insoportablemente presumidos cuando no lo son.
- La mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella.
- Los buenos terminan felices; los malos, desgraciados. Eso es la ficción.
- El trabajo es el refugio de los que no tienen nada que hacer.
- La sociedad perdona a veces al criminal, pero no perdona nunca al soñador.
- La belleza es muy superior al genio. No necesita explicación.
- Los niños son siempre el símbolo del eterno matrimonio entre el amor y el deseo.
- Se llama matrimonio de conveniencia a un matrimonio de personas que no se convienen en absoluto.
- En el mundo común de los hechos, los malos no son castigados y los buenos recompensados. El éxito se lo llevan los fuertes y el fracaso los débiles.
- Todos matan lo que aman: el cobarde, con un beso; el valiente, con una espada.
- En esta vida la primera obligación es ser totalmente artificial. La segunda todavía nadie la ha encontrado.
- Cuanto más conservadoras son las ideas, más revolucionarios los discursos.
- Las preguntas no son nunca indiscretas. Las respuestas, a veces sí.
- Que un hombre muera por una causa no significa nada en cuanto al valor de la causa.
- Tengo gustos simples. Me satisfago con lo mejor.
- Matar es una estupidez. Nunca debe hacerse nada de lo que no se pueda hablar en la sobremesa.
- Es terriblemente triste eso de que el talento dure más que la belleza.
- Cuando un hombre se casa por segunda vez, es porque adoraba a su primera mujer.
- Las pequeñas acciones de cada día hacen o deshacen el carácter.
- El valor de una idea no tiene nada que ver con la sinceridad del hombre que la expresa.
- En el arte como en el amor la ternura es lo que da la fuerza.
- Estar alerta, he ahí la vida; yacer en la tranquilidad, he ahí la muerte.
- Uno debería estar siempre enamorado. Por eso jamás deberíamos casarnos.
- La fuerza de las mujeres depende de que la psicología no puede explicarla. Los hombres pueden ser analizados; las mujeres sólo pueden ser amadas.
- Los viejos lo creen todo; los adultos todo lo sospechan; mientras que los jóvenes todo lo saben.
- El sufrimiento es el medio por el cual existimos, porque es el único gracias al cual tenemos conciencia de existir.
- Cualquiera puede hacer historia; pero sólo un gran hombre puede escribirla.
- Cuando se está enamorado, comienza uno por engañarse a sí mismo y acaba por engañar a los demás. Esto es lo que el mundo llama una novela.
- La desobediencia es la virtud original del hombre. Mediante la desobediencia y la rebelión se ha realizado el progreso.
- Si usted quiere saber lo que una mujer dice realmente, mírela, no la escuche.
- Si nosotros somos tan dados a juzgar a los demás, es debido a que temblamos por nosotros mismos.
- Parecer discreto vale tanto como entender una cosa, y es mucho más fácil.
- La moda es siempre un esperpento tal que nos vemos obligados a cambiarla cada seis meses.
- El encanto del matrimonio es que provoca el desencanto necesario por las dos partes.
- La educación es algo admirable, sin embargo, es bueno recordar, que nada que valga la pena se puede enseñar.
- Detesto la vulgaridad del realismo en la literatura. Al que es capaz de llamarle pala a una pala, deberían obligarle a usar una. Es lo único para lo que sirve.
- Los músicos son terriblemente irrazonables. Siempre quieren que uno sea totalmente mudo en el preciso momento que uno desea ser completamente sordo.
- Que hablen de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen.
- El escultor piensa en mármol.
- El único encanto del pasado consiste en que es el pasado.
- La diferencia entre literatura y periodismo es que el periodismo es ilegible y la literatura no es leída.
- El deber es lo que esperamos que hagan los demás, no lo que hacemos nosotros mismos.
- Aconsejar economía a los pobres es a la vez grotesco e insultante. Es como aconsejar que coma menos al que se está muriendo de hambre.
- La única ventaja de jugar con fuego es que aprende uno a no quemarse.
- Si nunca se habla de una cosa, es como si no hubiese sucedido.
- Perdona siempre a tu enemigo. No hay nada que le enfurezca más.
- El único deber es el deber de divertirse terriblemente.
- La risa no es un mal comienzo para la amistad. Y está lejos de ser un mal final.
- Las tragedias de los otros son siempre de una banalidad exasperante.
- Un tonto nunca se repone de un éxito.
- Sólo publican memorias aquellas personas que ya han perdido totalmente la memoria.
- Hablan mucho de la belleza de la certidumbre como si ignorasen la belleza sutil de la duda. Creer es muy monótono; la duda es apasionante.
- Sólo hay una cosa en el mundo peor que estar en boca de los demás, y es no estar en boca de nadie.
- Un sentimental es un hombre que ve un absurdo valor en todo, y no conoce el precio fijo de nada.
- La ambición es el último refugio del fracaso.
- Como no fue genial, no tuvo enemigos.
- Las mujeres son un sexo decorativo. Nunca tienen, nada que decir, pero lo dicen deliciosamente.
Oscar Wilde: un genio con mucha pluma y poca paciencia para lo convencional
Desde su infancia en Dublín, estaba claro que Oscar no iba a ser alguien que seguiría las reglas al pie de la letra. Bueno, a menos que esas reglas las dictara él. Con una educación privilegiada en el Trinity College y luego en Oxford, demostró no solo ser inteligente, sino también alguien que desafiaba las normas. Mientras otros escribían ensayos tradicionales, él se paseaba vestido con batas y coqueteaba con las ideas estéticas, una corriente que defendía que el arte existía por y para sí mismo. Vamos, que para Oscar, lo bello era más importante que cualquier otra cosa.
Una de las características que definieron a Wilde fue su ingenio. No había conversación o situación en la que no soltara una de sus famosas frases ingeniosas. ¿Un ejemplo? "La experiencia es simplemente el nombre que le damos a nuestros errores". Sí, así de bueno era.
Pero más allá de su don para las palabras, Oscar tenía un profundo pensamiento sobre la vida y la sociedad. Estaba en constante crítica con los valores victorianos. Para él, las convenciones eran solo una forma de encadenar la verdadera naturaleza humana. ¿Morales tradicionales? ¡Bah! Eso no era para él.
Quizá su obra más conocida sea "El retrato de Dorian Gray", una novela que causó mucho revuelo en su tiempo. A través de su protagonista, Dorian, Wilde exploró la obsesión con la belleza y la juventud, y cómo el hedonismo podía llevar al ser humano a su perdición. Algunos dicen que Dorian era un reflejo de Oscar y su vida. Quién sabe, pero definitivamente, el libro es un reflejo de la sociedad de la época y sus dobles estándares.
Aunque su carrera literaria fue prolífica, abarcando desde poesía hasta ensayos y teatro, su vida personal también acaparó titulares. Abiertamente gay en una época en la que eso era un crimen, su relación con Lord Alfred Douglas terminó llevándolo a juicio y luego a prisión. Sin embargo, incluso en la adversidad, su espíritu indomable nunca flaqueó. Es más, escribió "De Profundis" mientras estaba en la cárcel, una extensa carta a Douglas que es una introspección de su vida y su amor.
Al salir de prisión, se mudó a Francia con el nombre de "Sebastian Melmoth", un guiño a su amor por lo dramático y el misterio. Lamentablemente, su salud se deterioró rápidamente y murió a los 46 años. Aunque su vida fue corta, dejó una huella imborrable en el mundo literario y cultural.
Hoy, cuando pensamos en Oscar Wilde, recordamos no solo a un escritor brillante, sino también a un rebelde, un inconformista que desafió a la sociedad en cada paso y que, con su ingenio y valentía, cambió para siempre la forma en que vemos el arte y la vida.
¡Salud, querido Oscar! Por siempre vivirás en tus palabras y en aquellos que se atreven a pensar diferente.
