Las mejores 9 frases de Marco Aurelio

Si hubo un emperador romano que supo mezclar filosofía profunda con la realidad práctica de gobernar un imperio, ese fue Marco Aurelio. Imagina a un líder del mundo libre, sentado en su tienda de campaña mientras guía a sus ejércitos, y en sus tiempos libres, escribiendo reflexiones filosóficas. Suena a película, pero Marco lo vivió.

Irene Paredes

Frases de Marco Aurelio

  1. Lo que no es útil para la colmena, no es útil para la abeja.
  2. El verdadero modo de vengarse de un enemigo es no parecérsele.
  3. Todo lo que escuchamos es una opinión, no un hecho. Todo lo que vemos es una perspectiva, no la verdad.
  4. Acostúmbrate a prestar atención a lo que dice otra persona y, en la medida de lo posible, procura entrar en su mente. Por lo general, primero hay que aprender muchas cosas antes de poder juzgar la acción de otro con conocimiento.
  5. Cuando el dolor es insoportable, nos destruye; cuando no nos destruye, es que es soportable.
  6. De las cosas que tienes, escoge las mejores y después medita cuán afanosamente las hubieras buscado si no las tuvieras.
  7. Si la fama sólo llega después de la muerte, no tengo prisa en conseguirla.
  8. No lo hagas si no conviene. No lo digas si no es verdad.
  9. El tiempo es como un río que arrastra rápidamente todo lo que nace.

Marco Aurelio: El emperador filósofo con vibe estoico

Nacido en el año 121 d.C., este tipo tuvo una vida que, sinceramente, parecía sacada de una novela. Siendo uno de los llamados "Cinco Buenos Emperadores", Marco Aurelio no solo gobernó el vasto Imperio Romano, sino que también encontró tiempo para sumergirse en la corriente estoica, una filosofía que te decía, básicamente: "Tranquilo, controla tus emociones y enfócate en lo que puedes cambiar". Nada mal para un mundo donde la locura política era el pan de cada día.

El estoicismo de Marco Aurelio no era solo para adornar su imagen. Era su guía. Su diario personal, que más tarde conoceríamos como "Meditaciones", es un claro reflejo de esto. En él, Marco escribía recordatorios para sí mismo, consejos y reflexiones que muestran su lucha constante por ser mejor persona, gobernante y, claro, un buen estoico.

Uno de sus pensamientos más icónicos era la idea de que todo es efímero. Para Marco, todo cambia, todo pasa y nada permanece. La riqueza, el poder, la fama... todo es pasajero. Y si piensas en ello, esta perspectiva es súper útil para un emperador. ¿Tener el poder de todo un imperio y al mismo tiempo recordarte a ti mismo que todo es pasajero? Eso es tener los pies sobre la tierra.

Otro punto importante de su filosofía era el sentido del deber. No como una obligación pesada, sino como una elección consciente. Para él, actuar correctamente, de acuerdo con la naturaleza y la razón, era la verdadera esencia de la vida. Si algo podía hacer, debía hacerlo bien. Imagínate aplicar esa ética de trabajo a todo un imperio.

Pero no todo en su vida fue color de rosa. Gobernó durante una época de conflictos internos y externos. Plagas, guerras, intrigas políticas: el tipo tuvo que manejarlo todo. Y mientras muchos hubieran sucumbido al estrés o se hubieran dejado llevar por el poder, Marco usó sus reflexiones como ancla. No por nada, en su diario escribió: "No actúes como si fueras a vivir diez mil años. La ineludible está cerca de ti. Mientras vives, mientras puedes, sé bueno".

Por último, y no menos importante, estaba su visión de la humanidad. Marco creía en la interconexión de todos. En sus palabras, todos somos "partes de un todo", y dañar a otro es, en esencia, dañarse a sí mismo.

En resumen, Marco Aurelio no fue solo un emperador con corona y toga, fue un tipo que buscaba ser la mejor versión de sí mismo, con una filosofía que sigue resonando hoy. Y, sinceramente, con todo el drama y caos de Roma, que haya tenido tiempo para reflexionar tan profundo... ¡Chapeau, Marco! ¡Chapeau!

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